En aquella ocasión, Mc Loughlin logró una victoria, aunque con una merma en el caudal electoral que encendió algunas alarmas en el oficialismo. Hoy, los números que dejó la elección general de 2023 complican aún más el panorama: si se repiten los resultados, el partido gobernante podría perder la mayoría en el Concejo Deliberante por primera vez en años.
La estrategia de volver a apostar por Mc Loughlin es, a la vez, un respaldo y una exigencia. Desde el entorno del intendente repiten que el próximo liderazgo local debería estar en manos de una mujer. Pero si Mc Loughlin tiene reales aspiraciones de ser la próxima jefa comunal, no puede permitirse una derrota —ni siquiera una victoria deslucida.
¿Deberá Ricardo meterse de lleno en la campaña para apuntalar a su candidata preferida? Esa es la pregunta que sobrevuela los pasillos del palacio municipal. Por ahora, el jefe político local mantiene el bajo perfil, pero todos saben que si el termómetro electoral no mejora, no dudará en ponerse al frente del operativo de salvataje.
La lista se completa con nombres que reflejan las distintas tribus internas del oficialismo. En el segundo lugar figura Gonzalo Granará, referente del massismo local. El tercer puesto lo ocupa Luli Álvarez, cercana a Carlos Guardia. Más abajo aparecen Pablo Cisneros, Nani Irrazábal, Daniel Botto, Laura Villamayor y Manuel Duek.
Cada nombre responde a una lógica de equilibrio interno, pero será Mc Loughlin quien deba salir a la calle, ponerle el cuerpo a la campaña y defender una gestión que, aunque mantiene estructura, ya no tiene la misma comodidad de otros tiempos. En juego no solo está una elección: también se define el futuro del oficialismo y quién será su próximo rostro visible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario