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sƔbado, 21 de septiembre de 2024

Jorge Recaite - La voz del Pueblo


La cita fue durante la semana. La habíamos pautado con antelación. "La Notable" nos ofreció el marco adecuado. En medio de unas cuantas rondas de café y una montaña de anécdotas, transcurrió la charla con quien es "La Voz del Pueblo", así, en mayúsculas.

Hombre de radio, Jorge Recaite ha acompaƱado a muchas generaciones de marcospacenses desde hace 44 aƱos.

De él estamos hablando, y sin ningún lugar a dudas, junto a Apolo Héctor Hidalgo, es uno de los referentes de la comunicación mÔs importantes en la historia de nuestro pueblo.

¿CuĆ”ndo supiste que ibas a ser locutor?

Yo vivía en Las Heras, y en el campo no había televisión, había radio. Mi vieja escuchaba los radioteatros, a Jorge Fontana, a Héctor Larrea, a Antonio Carrizo. Pero yo no pensaba que iba a ser locutor.

Estaba en el secundario, hasta que un dĆ­a —terminado el secundario— estĆ”bamos en Hornos, donde tenĆ­a un grupo de amigos con los que jugĆ”bamos al fĆŗtbol, y yo hacĆ­a algunas imitaciones de aquellos locutores comerciales, como Orlando Ferreiro y Costa, que eran locutores de JosĆ© MarĆ­a MuƱoz.

Ya entrada la dictadura, estaban prohibidos Marƭa Vaner, Gianfranco Pagliaro, Norma Aleandro, pero hacƭan cafƩ concert, y ellos me pidieron que los presentara.

Entonces, María Vaner me dice: "Vos no tenés que hacer mÔs esto, tenés que estudiar". Y me dio la dirección del ISER.

Yo habƭa escuchado radio siempre, pero no habƭa decidido ser locutor. Ahora, el 14 de febrero de 1978, estando ellos prohibidos, nos fuimos al club Defensores de Hornos e hicimos cafƩ concert allƭ, y fue un Ʃxito. DespuƩs de eso, el 21 de mayo, secuestraron a mis amigos Ronaldo Eroles, Rita Eroles, Luis Carballo, su novia y Daniel Chanal, que eran los que hospedaban a los artistas.

Lo triste es que, salvo Gianfranco, los demƔs no saben todo lo que logrƩ.

Cuando tus amigos desaparecieron, ¿no te asustó o te impulsó a transformarte en esa voz que tenĆ­a que decir cosas?

No me asustó. Fue un poco por desconocimiento y la inconsciencia de la juventud. En aquel entonces no se sabía lo que estaba pasando. En medio de todo eso, en 1980, me encuentro con un hombre, peronista, que ponía una radio en Marcos Paz.

Yo no lo conocía a Apolo, ni él a mí. Yo era el único del grupo que no era conocido por ellos.

Vengo a formar parte de una radio en plena dictadura militar. Y siempre digo que en Marcos Paz eso fue posible porque se puso lo que habƭa que poner. Habƭa que jugƔrsela cuando cerraban todas las escuelas de periodismo, cuando habƭa que hablar menos, cuando no querƭan que hablƔramos.

Nosotros, en Marcos Paz, en 1980, cuando todavía secuestraban gente, levantÔbamos un grito de libertad, un medio de comunicación, con una persona como Apolo.

A Apolo no lo podías frenar. A sus 38 años, él decía lo que pensaba. Algún llamado hemos tenido, y podía haber pasado cualquier cosa.

¿Por quĆ© creĆ©s que Apolo te eligió?

Apolo trabajaba para una empresa, y yo tambiĆ©n trabajaba para esa misma empresa. A mĆ­, despuĆ©s de aquel 14 de febrero, me empiezan a llegar muchas ofertas de trabajo, reciĆ©n empezaba. Apolo le dice a DomĆ­nguez y a Ɠscar Caligo: "Estoy necesitando un locutor porque voy a abrir una radio en Marcos Paz. Necesito un chico joven", y le dijeron: "Jorge Recaite".

No nos conocíamos, pero le dieron tanta manija que me buscó. Nos encontramos, y desde ahí en adelante caminamos juntos 32 años.

Yo trabajé con él hasta que falleció. Siempre lo destaco. Destaco su inteligencia, para muchas cosas estaba adelantado. He tenido mis discusiones con él porque le decía: "Esto no puede funcionar". Después, el tiempo le daba la razón.

Hay una escuela tĆ©cnica orientada a la comunicación. ¿No te parece que serĆ­a justo y merecido que esa escuela lleve el nombre de Apolo?

A mí me parece que sí. Primero, porque las nuevas generaciones tienen que saber que hubo una persona que, en esos tiempos, puso una radio. Siempre valoro a quienes pusieron su nombre y apellido cuando vinieron las elecciones del 83. Había que jugÔrsela en un país donde la democracia no duraba. Y teniendo el antecedente de lo que había pasado en Marcos Paz, Apolo se la jugó. Me parece que Apolo merece ese reconocimiento. Creo que Marcos Paz no puede permitirse no darle ese homenaje. El mejor homenaje que se le puede hacer a Apolo es ese. Porque si él estuviera entre nosotros, sería el primero en apoyar, estaría acompañando esa institución educativa.

¿Por quĆ© creĆ©s que todavĆ­a no ocurrió?

Creo que en alguna oportunidad me han consultado. Creo que estÔn en la búsqueda, pero sería bueno que, antes de colocar el nombre, conozcan quién era Apolo.

Yo estuve charlando con los chicos, porque hacen pasantías en nuestro canal y en nuestra radio. Les consulté y me dijeron: "Estamos en la búsqueda de un nombre".

Yo no soy quién para decirles, pero me parece que la institución debería llamarnos y decirnos: "Vengan a hablar y cuéntenles a estos chicos por qué esta escuela debería llamarse Apolo Héctor Hidalgo".

Me parece que falta eso nada mÔs, porque creo que los chicos de hoy, que son muy inteligentes, cuando conozcan la historia van a tomar la decisión correcta.

En este tiempo hablamos mucho de democracia y dictadura, pero hacemos pocos homenajes que correspondan realmente a gente que arriesgó bastante. Porque poner una radio era mÔs que poner tu nombre, era poner tu vida.

¿CuĆ”ndo se produce el cambio de locutor a periodista?

Bueno, cuando estÔs en un medio local o zonal, hacés un poco de todo: producción, operación técnica, locución. Siempre fui muy curioso y me gustó preguntar.

Me doy cuenta de que, en mi trabajo, otro de mis roles era la animación. Cuando me encontraba con algún autor, siempre quería saber por qué había escrito una canción, me gustaba indagar.

Creo que eso me ha servido muchísimo y he aprendido muchísimo. A veces digo: cuÔntas cosas ha hecho uno con el paso del tiempo, cómo ha mejorado, en la forma de preguntar, en la forma de pensar, y otra cosa que es muy interesante es la lectura.

El que trabaja en un medio de comunicación tiene que estar muy bien informado, no solo con la noticia, sino con mucha información cultural. Tiene que leer mucho.

Hoy, 45 aƱos despuĆ©s, ¿sos mĆ”s locutor que periodista o mĆ”s periodista que locutor?

Creo que locutor lo hago de taquito. Me dan un aviso y lo hago. En cambio, una entrevista me exige mƔs. Siempre trato de estar muy atento, muy concentrado, le dedico mucho mƔs tiempo. El locutor me resulta mƔs sencillo. Me es muy fƔcil leer un aviso, lo interpreto bastante rƔpido.

A MartĆ­n, que es cantante, le debe pasar lo mismo con las canciones. Pero no es lo mismo hacer una nota. Las entrevistas hay que hacerlas con mucho respeto por quien estĆ” mirando y por el entrevistado. Cuando hago una nota, soy otra persona.

"Mi Pueblo", el gran documental de la televisión local y mĆ”s allĆ”, ¿cómo se les ocurre semejante locura?

Primero porque nos gustaban los programas de historia y los documentales. Creƭamos que se podƭa hacer. Nosotros pensamos en 10 o 15 programas, no pensƔbamos que nuestro pueblo tenƭa tanta historia.

Cuando nos quisimos dar cuenta, llegamos a 150 programas. Entrevistamos a gente que había estado, por ejemplo, en el ciclón del 40, historias que son verdaderamente maravillosas.

Pero me quedé con algo que nos dijo Enriqueta Moliné de Berardoni. EstÔbamos un día los cuatro, Miguel Achucarro, Rubén Trejo, Enriqueta y yo, y Enriqueta dice: "Esto hoy es un programa de televisión, pero dentro de 30 años va a ser algo increíble, porque en 30 años va a cobrar otro valor".

¿Cómo era trabajar en aquellos aƱos?

¡Tremendo! ¡Tremendo! Primero, porque el dĆ­a anterior RubĆ©n escribĆ­a los guiones con los datos históricos que aportaba Miguel. Ellos filmaban todo, y yo llegaba el domingo, sin dormir porque habĆ­a trabajado toda la noche acompaƱando a Rodrigo o a Sombras. Me pegaba una ducha, me iba a la casa de Miguel y ahĆ­ grababa las voces.

Ellos seguĆ­an editando todo el domingo, y el programa salĆ­a el viernes siguiente, todo a Ćŗltima hora.

Aparte, 30 aƱos atrƔs, la gente no estaba acostumbrada a muchas cosas. Vos ibas a la casa de un vecino y le pedƭas que te contara lo que habƭa pasado. El Club Once Rayos, por ejemplo, ahƭ encontrƔbamos a los personajes, la foto de las copas, tenƭamos medallas. Todo eso se rescataba y se hacƭan las entrevistas. DespuƩs, le ponƭamos la voz y contƔbamos toda la historia.

Ɖramos muy cuidadosos con lo que decĆ­amos y mostrĆ”bamos, porque, por ejemplo, la historia de la creación del Hospital Municipal tenĆ­a varias versiones, y con Miguel estudiĆ”bamos bien los documentos para ser objetivos.

¿Cómo ves a las nuevas generaciones?

A mƭ me gustan. SabƩs que soy una de esas personas que creen, y eso tambiƩn lo aprendƭ de Apolo. Como mencionaban antes, Apolo era un gran motivador. Me acuerdo cuando Nahuel Campanario vino, todavƭa en el secundario, y me dijo que querƭa ser locutor, lo cual no es algo sencillo. Le dije: "Ok, hagamos algo juntos".

Es cierto que no es fÔcil. No podés pedirle a un chico, como me pasó a mí a los 20 años, que haga lo mismo que estoy haciendo hoy. A esa edad todavía tenía que aprender mucho. Pero todo lo que viví y aprendí en mi pueblo me sirvió enormemente.

Hace 30 o 35 años había un Jorge Recaite joven, una Mercedes Bedini muy joven, un Martín Marco muy joven, un Carlos Impaglione muy joven, un Eduardo Fitipaldi muy joven, un Javier Sardi muy joven, un Diego Lara muy joven, un Charly Escobar y un Martín BarandiarÔn también muy jóvenes.

Fue una generación fuerte y pesada.

¿CreĆ©s que se puede repetir?

Es muy difícil. Hoy la tecnología influye muchísimo en el trabajo del periodista, que se maneja mucho con las herramientas tecnológicas. Lo nuestro era mÔs artesanal. El invitado era el centro del programa, y la radio jugaba un papel fundamental. La gente se enteraba de todo por la radio, las cosas sucedían en vivo.

Recuerdo cuando hacĆ­amos *Presencia Semanal*, y un dĆ­a le dispararon a Osvaldo Masprone. Un programa que normalmente duraba una hora, terminó durando tres. 

Los tiempos han cambiado tanto que hace mƔs difƭcil repetir lo que hicimos. Hoy todo es mƔs inmediato; si ves un accidente, lo grabƔs y lo subƭs al instante desde tu celular. Todo el mundo se entera, y nosotros, como comunicadores, perdemos protagonismo.

¿Y en cuanto a la creatividad?

La creatividad también ha cambiado. Antes, para hacer radioteatros había que ser muy creativo. Javier Chiavone, que hoy es jefe de operadores en Radio Mitre y Radio Nacional, tenía un pequeño disco con algunos efectos, pero la mayoría de las cosas las hacíamos a mano. Si en el guion decía "se abre una puerta", nosotros literalmente abríamos una puerta. Hoy apretÔs un botón y listo. Se ha perdido esa parte artesanal que nos hacía mÔs creativos. Al ser mÔs fÔcil crear contenido, se ha perdido ese esfuerzo creativo.

Llevo 44 aƱos trabajando, todos los dĆ­as. Hace poco, cuando vinieron los chicos de la escuela tĆ©cnica, me preguntaron: "Jorge, ¿cómo hacĆ©s?". Es muy sencillo: esto es una pasión. Si no sintiera la misma pasión, no podrĆ­a seguir acĆ”.

Antes trabajaba con mucha mĆ”s gente, lo que hacĆ­a todo mĆ”s llevadero y entretenido. Ahora uno tiene que hacer reĆ­r, pensar, reflexionar y entretener al mismo tiempo. 

Siempre les digo a los chicos: "Cuando vean a un viejo en la plaza hablando solo, digan: ese es Jorge Recaite".

EscuchĆ” la entrevista completa 






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