Por MartĆn Barandiaran
¿Por quĆ© en este momento?
Nos lo preguntamos y aplicando la receta posmoderna de la urgencia decidimos volver al lugar del que nunca nos fuimos.
Siempre nos ocupamos, como decĆa alguna de mis tĆas, de revolver mierda con un palito, de buscar un poco mĆ”s adentro. Esa fragancia estĆ”ndar que se vuelve empalagosa, la del sentido comĆŗn y anula la creaciĆ³n de nuevas preguntas. Nunca aceptamos la frialdad de la norma.
Entonces, y con el paso del tiempo, nos convertimos en aquellos que rompĆan la piƱata antes del final del cumple movidos por ia sospecha de que el contenido era parte de la trampa. Esa trampa que se fue elaborando con la idea, tan brillante como perversa, de resignificar la libertad para que en realidad nos fuera arrebatada.
En una nota que vaga en el magma del periĆ³dico que terminĆ³ por parir esta revista, se menciona el cambio de los tiempos. Y si, nosotros tambiĆ©n cambiamos, pero anunciamos a los cipayos de esta hora, que sĆ³lo cambian de pilchas para la ocasiĆ³n pero nunca de objetivo, que a pesar de nuestras miserias, nos ocupamos de pensar, tal vez desde cierta clandestinidad, de interpretar las nuevas herramientas en uso que la posmodernidad utiliza contra los pueblos y da en llamar neoliberalismo.
Eso nos abriĆ³ la posibilidad de responder, respondernos, la pregunta con la que dimos inicio a esta nota. TenĆamos que estar.
Hace un tiempo hubiĆ©ramos dicho, como lo hacĆamos al requisar la piƱata, que la torta del cumple se reparte sin el concepto bĆ”sico de justicia. Hoy, en que la aberraciĆ³n intelectual de creer que sĆ no hay mĆ©rito no hay fiesta para muchos, en dĆas en que el individuo sĆ³lo y aislado es el Ćŗnico gestor polĆtico en la confecciĆ³n de su destino aunque a buena parte de la otredad se le niega la posibilidad de la vida digna, la idea es la misma pero la ejecuciĆ³n, distinta.
La brutal concentraciĆ³n de la riqueza llena la copa del poder; la inconmensurable copa del poder que nunca se derrama. La copa de la que beben unos pocos, esos pocos que aprendieron el rediseƱo de la comunicaciĆ³n para enmendar sus viejos errores. Los medios digitan el diseƱo del deseo; la sobredimensiĆ³n del mensaje que intencionalmente desdibujan la posibilidad de anĆ”lisis.
Por eso haremos trampa. A32 Premium utiliza la misma brutalidad comunicacional. Intenta desde el primer ejemplar, el impacto que atraiga al lector, a la lectora que aborden este formato. Si conseguimos que se pregunten, que de cada nota es verdad o mentira, nunca falsedad, empezaremos a presionar humildemente, claro, con mƔs caos al caos. Si podemos engordar, aprovechar la grieta de un modelo obeso, la copa que lo contiene, puede defeccionar.
Es cierto, esta nota atenta contra el efecto sorpresa que anima nuestra estrategia. TambiƩn es cierto, que este pequeƱo aporte serƔ insuficiente. Pero hay que hacerlo.
Estaremos presentes en la red, en el enjambre que intenta enajenarnos, para aceitar los vĆnculos de nuestra soledad comĆŗn. Para reaprendernos y acaso recordar que somos una narraciĆ³n que apela a la memoria, al encuentro y tambiĆ©n a la disidencia. El caos que proponen los dueƱos de la pelota es el sutil diseƱo del nuevo orden del exterminio.
Un dĆa, tal vez prĆ³ximo, no estaremos. No consideramos que la herencia a cobrar tenga algĆŗn valor. SĆ³lo pretendemos continuar con la tarea de otros y otras, de ser el germen de la peregrina idea de engordar al victimario para inmovilizar la depredaciĆ³n e intentar el encuentro con la tierna intenciĆ³n de una vida con otros y otras, de frente, mirĆ”ndonos a los ojos y la mano extendida.
DescargĆ” la revista completa aquĆ
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