Desnuda, se ovilló en la cama. Llevó las rodillas al pecho amarrando las piernas con los brazos.
Entrelazó los dedos para asegurar el nudo.
El grito adentro tomó impulso y se desgarró afuera.
La carne viva latió dolorida.
El miedo a no ser, comenzó a elaborar la mecÔnica del olvido. Lloró despacio.
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