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lunes, 25 de noviembre de 2024

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Mutis por la caterva.

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El silencio es incómodo. La caterva, sentada a la mesa del bar La Gloria bebe la primera ronda de cafĆ©. El Chocho Maltarenz observa con detenimiento la arquitectónica construcción telar de una araƱa que seguramente ha notado la curiosidad de nuestro filósofo de cabecera. 

Siempre he creido que las arañas saben de nuestra presencia pero se hacen las boludas. En principio, al menos por ahora, no estamos incorporados en su menú de rutina.

El loco Dedello insiste con la lectura de "Lo neutro". Aquello que desbarata el paradigma me dijo un dĆ­a mirando por sobre mi hombro y hasta que no intentĆ©, aunque sin comprender demasiado, leer el libro, la frase me hizo sentir el mĆ”s ignorante de los mortales y de los finados, tambiĆ©n. 

El viejo RodrĆ­guez duerme hoy sin interrupciones y ronca suave y armoniosamente. Sólo un sueƱo del viejo nos fue develado. 

Si existe un coleccionista  de estos episodios, es posible que lo recuerde. El viejo es tan metódico en su vida cotidiana, que tal vez siempre sueƱe lo mismo. Creo que lo hace para que un detalle antes obviado le abra el camino de la comprensión. 

El mirlo Gómez repasa el universo para mi incomprensible de su planilla de resultados quinieleros. Hace y rehace sus cĆ”lculos, intenta confeccionar la estadĆ­stica, sueƱa con que se pueda develar el truco. SĆ© que en desde su mutismo canta silencio en la noche. El que peor la pasa es el tano Richetti. 

El necesita escuchar, asentir, meter un comentario. Con sólo mirar al bolichero que hace cuentas en el mostrador, sabe que su primer ginebra llegarĆ” a la mesa. Eso es lo que pasa y se desiluciona. Clama por al menos una palabra. 

Yo los observo a todos. De hecho, esta descripción responde a eso. Soy apenas un fisgón. Un recolector de historias ajenas para ver si  en una ellas encuentro la mĆ­a. 

Sonrisas, enojos, dudas, frustraciones y hasta alguna esperanza peregrina. Todo trenzado sonando desafinado para improvisar ajenas sinfonĆ­as. Loa veo y entiendo que esta vida casi vacĆ­a estarĆ­a totalmente deshabitada si no fuera por ellos. Sus miserias y virtudes. Esa suma de soledades que se emparchan de apuro, desprolijamente, crearon la caterva. 

Gracias muchachos, si no me hubiera incomadado el silencio, no hubiera asistido al rito de la amistad. Justo a tiempo.

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