La falsa tapa de este número es una suerte de réquiem.
Amparado en la impunidad que le otorga una sociedad de mayorĆas indolentes, el gobierno nacional, encabezado por una suerte de dictador posmoderno, pretende, lenta y abiertamente, asesinar cuantos derechos hayan conquistado los sectores populares.
Este mesiĆ”nico populista, dueƱo de dudosas capacidades intelectuales, ha dado rienda suelta a sus mĆ”s rancias perversiones con el Ćŗnico propósito de satisfacer una libido que deberĆa ser analizada profundamente.
Solo asĆ quienes habitamos este paĆs podremos gozar de las garantĆas necesarias para que nuestra seguridad personal y nuestra intimidad no sean violadas bajo alguna absurda justificación.
Mientras su reciente discurso en el Foro Económico de Davos da cuenta de todo ello, las similitudes semiológicas con algún dictador de los años 30 son por demÔs elocuentes.
La intencionalidad de subsumir a la Argentina en un Estado policial tambiƩn.
La adaptación de la legislación civil, tributaria y penal argentina al modelo estadounidense es un faro cada vez mÔs visible en el horizonte de la anacrónica derecha argentina.
Los cipayos del poder aspiran a concretar el sueño que los desvela: recuperar los privilegios que la Revolución del Parque puso de manifiesto y que los gobiernos de Yrigoyen primero y Perón después comenzaron a erradicar en beneficio de la clase trabajadora argentina.
En este contexto, la oligarquĆa goza, la clase un cuarto mendruguea, los pobres la yugan y sufren el estigma de ser "los responsables del fracaso de los sectores medios".
El genocidio contra los derechos enunciados en el artĆculo 14 bis no podrĆa ser posible sin que los sectores que viven como pobres y piensan como ricos oficiaran de guardianes de privilegios ajenos.
La incitación a convertir a la Argentina en un coto de caza, que desciende desde los mercachifles del poder, advierte que nadie estÔ a salvo en esta tierra.
Primero serƔn los zurdos de mierda, luego los homosexuales, travestis, lesbianas y trans. MƔs tarde, quienes adhieran a la ley de aborto, e irƔn por las docentes que estƩn de acuerdo con la ESI, en una especie de macabra reescritura del viejo poema de Bertolt Brecht.
La aniquilación de los derechos laborales estĆ” a la vuelta de la esquina. Y dos metros mĆ”s adelante, la de todas las garantĆas individuales.
En el discurso oficial, la flexibilización laboral se vende como sinónimo de modernización.
La precarización, enmascarada bajo el eufemismo de "modernización", no es ni mĆ”s ni menos que la pĆ©rdida absoluta de todo derecho laboral enunciado en el artĆculo 14 bis.
El sueño de un presente próspero para los trabajadores se diluye en jornadas interminables, sueldos de miseria y un horizonte cada vez mÔs incierto.
La promesa de un futuro mejor "desaparece" solo al mencionar el axioma bƔsico de toda existencia: sin presente, no hay futuro.
La eliminación de las indemnizaciones por despido, celebrada y aplaudida por un ejército de marsupiales sociales, no es otra cosa que la transformación del sujeto de derecho en un recurso tan descartable como el papel higiénico.
A esto se suma la reducción de aportes jubilatorios y la eliminación de beneficios sociales bajo el argumento de "aliviar cargas para los empleadores", lo que aniquila toda perspectiva.
En la prƔctica, esto significa trabajadores con menos seguridad para su vejez y sistemas previsionales desfinanciados.
Para colmo, la "simplificación administrativa" se usa como justificativo para multiplicar la informalidad: contratos basura, monotributistas forzados y empleados sin derechos bÔsicos.
De esta forma, el trabajador deja de ser empleado para transformarse en un simple prestador de servicios que deberĆ” "competir en el mercado" con otros prestadores del mismo rubro.
La eliminación de los convenios colectivos de trabajo, del salario mĆnimo, vital y móvil, la extensión de la jornada laboral hasta el lĆmite de la resistencia del trabajador, la ausencia de vacaciones y jornadas de descanso, la falta de sindicalización y la imposibilidad de ejercer el derecho a huelga son las vueltas de rosca que le faltan al ajuste.
AsĆ las cosas, una secretaria ejecutiva trabajarĆ” desde su casa para tantos "patrones" como le sea posible, sin garantĆas ni estabilidad.
Estamos en la antesala de una nueva forma de esclavitud. Una en la que el esclavo alienta, alimenta, festeja y hasta impulsa nuevas formas de ser esclavizado.
La llave la tenƩs vos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario