Buenas noches. Acabo de despertarme a las 4.40 de la noche. EvitĆ© lo de a.m. porque eso me hundirĆa decididamente como objeto material de descarte social.
Pienso en abordar mi cuaderno de notas, pero como la opciĆ³n se relaciona con lo de "a.m" , elijo el telĆ©fono celular para lo que se me hace indispensable calzar en mis orejas las gafas de "ver de cerca". Aunque durante un tiempo aspirĆ© a sufrir la digna hipermetropĆa, que no se debe al paso de los aƱos, sufro de presbicia nomĆ”s.
¿Han escuchado un tĆ©rmino mĆ©dico mĆ”s ligado a la vejez que "presbicia"?. Seguramente mis coetarios podrĆan, en principio jocosamente, iniciar una generosa nomenclatura con mĆ”s que variados items al respecto.
No hay caso escribo, pasamos de moda. Se nos considera meros carcerberos, animales monstruosos y obedientes si los hay, del indigno trƔnsito por la nostalgia.
Tras esta mĆnima introducciĆ³n, una serie de viejes chotes (ay, como se deconstruyen) sin nombre ni apellido pero aĆŗn latentes, poblarĆ”n este segmento con su opiniĆ³n, experiencia y quien les dice, juicio crĆtico (no quiero ofender a los consumidores del Big Mac de la post verdad) para abordar la problemĆ”tica de ser adulto, adulta mayor, en estos tiempos de viejicidio.
Esperamos su colaboraciĆ³n. Vuelvo a la cama a eso de 5.25 y veo si me duermo. No sĆ© que elegir: contar ovejas o enumerar frustraciones.
ššš
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