Los tiempos cambian o bien, dibujan cĆrculos que nos hacen repetirnos una y otra vez las mismas preguntas. Es de suponer que las respuestas siempre deberĆan ser las mismas o al menos, vueltas a pensar, parecidas. Pero, los tiempos cambian o bien, dibujan cĆrculos y asĆ podrĆamos ingresar en un mantra dialĆ©ctico que nos llevarĆa la vida.
Matamos dioses que al fenecer nos regresan los problemas que alguna vez, candidamente, creimos solucionados. Los revivimos gracias a ese empeƱo previsor de guardar todas las cenizas. El poder de turno los edifica y los provee del templo que cada escena necesita.
Las consignas se vuelven hilos y los hilos tramas que luego serĆ”n entramados, construcciones de verdades que pretenden ser definitivas. Los que insistimos con las preguntas sentimos ese orgullo estĆŗpido de poner en dudas el sentido comĆŗn, obsesionados con la bĆŗsqueda del buen sentido. Pero la tarea de poner en duda, de deconstruir toda verdad bajo sospecha, crea un vacĆo de sentido. No nos dan los tiempos en esta dinĆ”mica, la voracidad de la urgencia, la supuesta eficiencia de la "posmodernidad" en la que tomar atajos no es trampa, como para reformular la siguiente pregunta, la que desenmascara, la que acaso corte el lazo.
La sociedad de los solos, que celebra el encuentro comunitario el el "enjambre" (Byung-Chul Han), un tendido de conexiones en la que cada quien busca el protagonismo, el momentaneo revolcón en la fugaz celebración del like.
Tiempos en que el trabajo inunda el Ɣmbito de la intimidad. Tiempos de competir si mediar reparo con el adversario que deja de ser un par para convertirlse en el enemigo. Tiempos de aborrecer al diferente, estigmatizarlo y ocultarlo hasta que vuelva a ser necesario.
Tiempos de adioses sin paƱuelitos de despedida.
Tiempos de soltar como si algo pudiera, pertenecemos; de soƱar con prospecto, de perseguir el holograma de un horizonte prefabricado.
Mientras tanto, la palma que pide en aquella mĆtica imagen del mendigo en los escalones de una catedral es la misma mano que sigue reclamando hoy, en la brutal intemperie de la injusticia.
El que escribe, parece obsesionado con repetir viejas proclamas. Los tiempos cambian, las preguntas, no.
BUEN DĆA ! . SIGUE INDEMNE LA IDEA DE MANTENER LAS BUENAS COSTUMBRES..., COMO SI ESO PUDIERA CALMAR LA CONCIENCIA. UNA MORALINA PELOTUDA QUE NOS SOSTIENE EN LA AUSENCIA DE MORAL, NUESTRA BUENA ETICA , HECHA COSTUMBRE.., Y SIN EMBARGO CONTINUAMOS TODOS , VIENDO COMO NUESTROS HERMANOS SUFREN SIN REACCIONAR EN CONTRA DEL PODER MAL OTORGADO..., QUE DESCANSE EN PAZ NUESTRA ETICA QUE NOS LLEVA A SENTIRNOS DISTINTOS , AUN CUANDO SABEMOS QUE ESTAMOS TODOS EN EL MISMO LODO SIEMPRE MANOSEADOS...
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